Vientos de cambio

Cuando Teseo dividió la población libre del Ática formó tres clases de ciudadanos: los geomoros (campesinos), demiurgos (artesanos) y los eupátridas (nobles). Para oponerse a los eupátridas, los artesanos y campesinos se unieron y formaron el demos, neologismo derivado de la fusión de las palabras demiurgos (demiurgi) y geomoros (geomori).
Por otra parte el vocablo “κράτος”, krátos, puede traducirse como «poder» o «gobierno».
Por tanto, literalmente el término democracia significa «gobierno de los artesanos y campesinos».

Desde luego, el término democracia y la forma de aplicarse han ido cambiando a lo largo de la historia. Desde las polis griegas, pasando por la Confederación Iroquesa, e infinidad de tribus y civilizaciones cuyas decisiones se tomaban en consenso de sus integrantes, hasta llegar a nuestros tiempos.

Desde los orígenes de la democracia hasta ahora ha habido un evidente progreso, vivimos en una sociedad cuyos derechos sociales han mejorado considerablemente y se comprende y defiende la igualdad de todos.
Quizás este pensamiento de progreso ha creado una falsa cortina de humo generando conformismo o sensación de que ya está todo hecho. La idea de que los cimientos de nuestro sistema político y social es perfecto o difícilmente mejorable han dotado a la sociedad de una terrible pasividad, especialmente entre los jóvenes. Aquellos que verdaderamente deberíamos ser motor de la sociedad, nos hemos conformado con viajar a la deriva en un precioso barco heredado de nuestros padres y abuelos pero lleno agujeros como puños en su casco que nadie quiso ver hasta que el agua llegó al cuello.

Pero todo tiene un límite y la pasividad da paso a la indignación.

Indignación de ver que la idea de sistema sólido y firme que nos vendieron es una triste mentira.
Indignación de ver que los causantes no han sido condenados por ello, especuladores y demás chorizos que se han lucrado a base de una falsa burbuja de bienestar que acabó por reventar salpicando de la más pura mierda los sueños y esperanzas de prácticamente toda la sociedad.
Indignación de ver que nuestros dirigentes supuestamente representantes del pueblo y por lo tanto responsables de la situación actual, ya bien sea por no haberla prevenido, evitado o incluso haberla apoyado y fomentado, se quedan de brazos cruzados, o no saben solucionar la maraña de problemas y se centran más en dejar que pase el temporal y con suerte que no se resienta demasiado su imagen.
Indignación de ver como imputados en casos de corrupción manipulan, se presentan y posiblemente ganen elecciones tan defendidas por los falsamente llamados demócratas.
Indignación por ver leyes aprobadas que benefician a unos pocos y limitan las libertades del resto.
Indignación de ver que si todo sigue igual vamos a ser la primera generación en mucho tiempo que viviremos en peores condiciones que nuestros padres.
En definitiva, indignación de ser conocedores de que aquellos a los que forzosamente nos obligan elegir, dada la poca pluralidad del sistema político actual, no van a solucionar nada. La sensación de que todo es interés personal, ya bien sea por deseos de poder o por deseos de robar.

Afortunadamente esta indignación general se está materializando en una nueva plataforma de movimiento ciudadano “Democracia Real Ya!”. Dicha plataforma reúne a todo ciudadano descontento con la situación económica y política actual sea cual sea su orientación ideológica y rehusando de cualquier tipo de violencia. La diversidad y libertad de opinión, sensatez, coherencia y honradez otorga a este movimiento los nutrientes que se han echado en falta en nuestro sistema político.

Lamentablemente sindicatos y otras fuerzas políticas se han hecho eco de estas reivindicaciones para hacérselas propias, sospechosamente fuerzas políticas que han perdido mucha fuerza y se lanzan como buitres a cualquier oportunidad de raspar algún voto. Si realmente entendiesen o compartieran este movimiento serían coherentes y no irían a colocar su bandera en el mismo lugar y hora donde se está poniendo en duda su “labor”. En fin...

Este es sólo el principio de un nuevo cambio, un nuevo movimiento social ha surgido a fuerza de desengaños. Una vez la rueda empieza a girar es difícil detenerla.
Espero que de esta situación surjan nuevas ideas políticas, nuevos partidos cuyos intereses sean de renovación, colaboración y mejora y se extirpe de nuestros estamentos cualquier tipo de interés personal.

Hay gente que opina que debería ser un punto de inflexión para la renovación de los grandes partidos.
Para mi debería ir mucho más allá, los actuales partidos no están ni estarán por la labor de cambiar las reglas del juego, como mucho plantearán cambios ínfimos que disimulen su estancamiento.
Creo que se debería reestructura el sistema democrático actual desde cero. Evitar el bipartidismo con su correspondiente lamentable espectáculo de fanáticos de unos contra otros. Esa triste sensación de ver mítines políticos y contemplar masas enfervorecidas de hooligans apoyado discursos de los cuales se resalta únicamente el “vótame a mi que si no estás apoyando a los otros, y recordad, los otros son muy malos y jamás tendrán razón en nada”.
Apostaría por una democracia deliberativa. La toma de decisiones políticas debería incluir la participación activa de todos los afectados por esas decisiones. Como herramienta de funcionamiento, el uso de la argumentación fundamentada y discusión pública de las propuestas. En definitiva, sacar el máximo partido a nuestra sociedad actual, posiblemente la más preparada de la historia pero también la más desaprovechada y deprimida.

Esperemos que estos nuevos vientos de cambio supongan el empuje necesario que todos necesitamos.

3 comentarios:

Migl dijo...

Efectivamente, lo que hace falta es un cambio radical y total del sistema político actual.

Algo que creo que se lleva arrastrando y debería dejarse atrás es el hecho del partido político como símbolo: pienso que sería mucho mejor el simplemente votar a un candidato que, a través de esa democracia deliberativa que muy bien haces en mencionar, haya dejado claro cuales son sus ideas e ideales, y qué es lo que pretende hacer, cambiar y mejorar.

Una de las cosas que más me repatean y de las que más me he quejado (y me sigo quejando) es de que prácticamente nunca, en la toma de decisiones importantes, hay referéndum alguno. Creo recordar que algo se hizo con cierta no-sé-qué de la OTAN, pero mis recuerdos difusos a causa de la falta de costumbre para con estas cosas me impiden poder saberlo con claridad. Si se supone que esto es una democracia... ¿por qué nunca tiene el pueblo la oportunidad de decidir sobre si algo le parece bien o mal? Creo que es algo básico en algo que se hace llamar de semejante manera.

Y por supuesto, espero que todo esto sirva para algo. No sé si será inmediato, o se verá más a largo plazo, y no sé si se conseguirá algo muy grande o más bien será algo pequeño pero que suponga un principio de algo mejor, pero por lo menos, algo será.

Raf dijo...

También veo mejor candidatos individuales que partidos. Es absurdo que personas que no creen en algo dentro de un mismo partido lo tengan que apoyar y defender a ultranza en contra de sus principios. Lo mejor sería un gobierno de personas con compromisos concretos y diversidad de opiniones que expongan y razonen sus propuestas de forma y con esa base ya decidir lo mejor para todos. Creo que se representaría mejor y más gente se sentiría identificada que con lo que tenemos ahora.

Migl dijo...

Sí, a eso me refería con lo de dejar atrás a el partido político como símbolo y empezar a pensar en candidatos individuales.

Lo más importante posiblemente sea que así habría mucha diversidad en el gobierno o senado, y así sería más fácil que esa pluralidad de opiniones e ideas se manifiesten y se llegue a un acuerdo que sea justo y lo más cercano posible a lo que todos (o la mayoría) quieren.